jueves, 25 de enero de 2018

Claudio, la casa en el aire y el perro vago

Claudio tiene apellido de dibujante italiano, Marcoleta, y parece que vino predestinado a ello. Él es un niño, su voz, sus maneras, su mirada es la de aquel niño que fue y que la vida le quitó. Pero aún así él le acompaña y no deja que se vaya del todo.
Con Caludio hubo recetas de pasteles imposibles, abrazos de madrugada en las fiestas más secretas, Valpo, la luna sobre los Andes. Llegó a mi casa porque era amigo de mi compañero de piso y decidió quedarse para siempre, aún cuando yo me fui. Gracias, siempre habrá un perro vago y una casa en el aire que te traiga conmigo.

miércoles, 17 de enero de 2018

Ritmo latino, corazón africano, piel europea: Delphine Taylor


Tuve la suerte de encontrarme con Delphine en Barrancabermeja, Colombia. Y tuve la suerte de empezarnos a querer desde el principio. De piel tan clara como su alma y su mirada es la persona más tolerante, y sensible que he conocido en mucho tiempo. La envidio y admiro. Es medio escocesa, medio belga, medio francesa, y con venas latinas y corazón africano. Gracias Delphine por regalarme tu mirada sobre los campesios, hombres  y mujeres de Colombia con los que compratimos esperanzas. Gracias por formar parte de esos 23 kilos que traje de vuelta hasta Sevilla. En cualquiera de mis vidas te llevaré.

domingo, 14 de enero de 2018

Sirena de Okavango

Sirena de Okavango es el primer cuento de Máx. 23 Kg, y en realidad es el primer relato de un libro que se quedó (de momento) en el cajón y que se titula Savia. Lo interesante es que sea como sea, este debía ser el primer relato, porque es el que da origen a los demás. No es que es estén entrelazados o continúen las historias de los personajes, es simplemente porque el agua es lo que permeabiliza todas las historias. El agua, elemento yin casi absoluto, sobre la Tierra, en perfecto equilibrio hace que la vida, la escritura surja. Por eso este es el primer relato, porque a partir de él surgieron el resto de las historias.
Para los curisosos y curiosas, aquí tenéis una foto del delta del Okavango, es un lugar mágico, donde las sirenas recalan...a pesar de ser un delta, en pleno corazón de África, de agua dulce.

viernes, 12 de enero de 2018

Origen de Máximo 23 kilos

Como conté por ahí, el libro Máx. 23 Kg. lo escribí desde Latam. Son los relatos, las historias, los pensamientos y las palabras que aprendí mientras vivía en aquel maravilloso continente. Ha sido complicada la selección, pero como en la vida quería que hubiera de todo, pero sobre todo apostaba por el amor, en cualquiera de sus formas. Todo es amor. Y también hay risas, intriga, sexo, egos, dolor, soledad, aceptación, introspección, aprendizajes, posicionamientos políticos y vitales...porque, como dije por ahí, la vida está formada con ese montón de historias inconexas.

miércoles, 10 de enero de 2018

Raúl Sosa, ese flaco que habla a Pessoa


Puede que yo haya escrito cada historia de Max. 23 Kilos, pero no lo hice sola. Cada uno de los cuentos, de los pensamientos fueron en algún momento compartidos o cocreados con alguien, o para alguien. Así que cuando pensé en esta locura de publicar un libro y exponerme, también pedí permiso a algunos personajes que estuvieron conmigo.
Raúl es uno de ellos. Le conocí en Tristán Narvaja, un domingo nublado, cuando ambos cerrábamos bares. Aquella tarde que se volvió noche, acabamos compartiendo pan de semillas y nueces a ritmo de candombe por San Salvador. Desde entonces el ritmo no ha dejado de golpearnos. Idas y venidas por recuerdos, palabras de Pessoa, desquicies, escribanas locas, chacras al borde del mar, invitaciones a México, locuras de Ibiza.
Así es Raúl, así está en una de estas páginas. Él es escultor, actor, actor de doblaje, filibustero, artesano, dador de abrazos, de sonrisa y risa fácil, músico sin armonía, poeta, nomade, amigo. Gracias por estar.

martes, 2 de enero de 2018

Máximo 23 kilos


Este libro son las historias de aquellos 23 kilos que arrastré por Chile, Colombia y Uruguay, para traerlos de nuevo a Sevilla. Como la vida y mis propias maletas están hechas un batiburrillo, hay de todo un poco. He dejado hueco (pido perdón por la expresión a los chilenos) para que la gente con la que me fui encontrando, la que me crucé, la que desapareció, la que he tenido que buscar y de alguna manera los que no he encontrado estén acá también, con sus dibujos, sus fotos y sus aportaciones, porque la vida es un poco así, la haces con lo que sabes, lo que te enseñan, lo que te dan, lo que aprendes y ese montón de historias inconexas…y al final, un día, tienes que volver a comprar un billete..y la aerolínea te recuerda las normas: Máx. 23 kilos.